La Pantojita chica vendrá con un pan debajo del brazo, pues solo con las exclusivas que ha hecho su madre durante su embarazo (tres), ya se suma un buen pellizco. A todo esto hay que añadir el dinero que la sobrinísima gana en sus redes sociales, donde ha estado hablando de todo este proceso, de su evolución y en varias ocasiones, sin ir más lejos, esta misma semana se ha defendido de los que la acusan de comercializar con la niña que viene en camino.
La nueva entrevista y portada de la hija de Bernardo Pantoja llega tan solo unos días antes de salir de cuentas y después de semanas de tormento mediático debido a las confesiones de su prima Isa Pi sobre lo que vivió en Cantora. «No he querido ver nada de mi prima. Les deseo lo mejor a todos, pero necesito mirar por mi vida», dice en Lecturas. Eso sí, ella se mantiene al margen de los conflictos familiares, como acostumbra: «No soy ni portavoz, ni defensora, ni apoyo ni desapoyo. Si mi prima, mi tío o mi primo me llaman, aquí estoy. No voy a unir, desunir, ni enlazar. ¡No soy quien!».
La sobrina de Isabel Pantoja también ha hablado de la recta final de su embarazo. David ya está con ella en Gran Canaria para el alumbramiento de la criatura, una niña: «Hasta esta última semana he estado sola y he pasado miedo ciertas noches, tuve que hablar con David y decirle ‘te necesito'». Sobre la ausencia del fisioterapeuta estos meses, ha explicado: «Ha estado fuera por su trabajo, lo hace por nuestro futuro, pero yo le decía que se merecía que disfrutáramos juntos el último mes».
Anabel ha cogido kilos, sobre todo en las últimas semanas, en las que también ha aparecido un lumbago que la ha tambaleado: «No me he echado a perder en el embarazo, me veo bien». Las emociones también las tiene a flor de piel: «Lloro por cualquier cosa, estoy más sensible. Estar lejos de mi madre, de los míos… Me vienen bajones».
La prima de Kiko Rivera también ha tenido unas palabras para su tía, que va a ser más abuela de su hija que de sus propios nietos (los hijos del DJ; y el de Isa y el otro bebé que está en camino): «Con mi tía está todo normal, todos esperando con muchísima ilusión. Igual que mi tía, toda mi familia».
En cuanto al parto, dice: «David estará en el paritorio, lo voy a necesitar para calmarme, también para que viva el nacimiento de su hija». Y sobre el posparto, siente un batiburrillo de cosas: «Las primeras semanas van a ser muy duras, por no descansar, los nervios, mi posparto, mis hormanas, David de padre, la convivencia…».
Eso sí, también tendrá el apoyo fundamental de su madre: «Vendrá dos meses a ayudarme. Cuando se vaya, creo que será como una depresión posparto».
Por otro lado, se ha pronunciado acerca de la lactancia y la decisión que ha tomado: «No voy a darle el pecho. Por mi trabajo no podré estar aquí, quiero ser independiente y así David puede ayudarme por las noches». Y añade: «Quiero quedarme tranquila de que mi hija va a estar bien alimentada con biberones. Alguien dirá: ‘Pues te sacas la leche y la congelas’. Pues no, no soy una vaca, ¿vale?«.