Manuel Díaz ‘El Cordobés’ no solo ha lidiado con toros bravos en las plazas, sino también con las dificultades de la vida, que a veces son más impredecibles y feroces que cualquier astado. Ahora, el torero de Arganda del Rey afronta una complicada cornada financiera: su empresa Castellana Leonesa de Construcciones S.A., dedicada originalmente a la construcción y reconvertida años más tarde en un negocio de alquiler de embarcaciones, ha entrado en bancarrota. Con ello, 27 propiedades que estaban a nombre de la sociedad serán subastadas por orden del Juzgado de lo Mercantil número 8 de Madrid.
Entre estos bienes destacan un piso en Roquetas de Mar, valorado en 272.000 euros, y otro en La Manga del Mar Menor, tasado en 173.000 euros. Otros activos, como viviendas en Ávila o terrenos en localidades pequeñas, completan un patrimonio que el juzgado espera convertir en casi un millón de euros para cubrir las deudas de la sociedad, asfixiada por un endeudamiento acumulado de más de 2 millones de euros.
Pero detrás de esta noticia empresarial, que podría interpretarse como el último capítulo conocido de una vida marcada por el esfuerzo y el éxito, hay un hombre que, más allá de los ruedos y las cuentas, ha luchado por encontrar su lugar en el mundo.
Un hombre hecho a sí mismo
Manuel Díaz sabe lo que es empezar desde abajo. Nació fruto de una relación extramatrimonial entre el legendario torero Manuel Benítez ‘El Cordobés’ y una mujer de origen humilde, que trabajó como asistenta para sacar adelante a su hijo. La infancia de Manuel estuvo marcada por la ausencia de su padre, pero también por el ejemplo de fortaleza de su madre, quien le inculcó el valor del trabajo y el sacrificio.
Años después, ya convertido en torero, inició una larga batalla legal para ser reconocido como hijo legítimo de ‘El Cordobés’. Lo consiguió, aunque no sin polémicas y tensiones familiares. Pese a los desafíos, Manuel ha demostrado un carácter conciliador. En público, ha dejado claro que no guarda rencor y que solo quería reclamar su identidad y el vínculo con un padre cuya sombra siempre le acompañó.
Padre y esposo: la otra cara del torero
Fuera del ruedo, Manuel Díaz es un hombre de familia. Desde 2004 está casado con la venezolana Virginia Troconis, una mujer que no solo le ha acompañado en los buenos momentos, sino también en las dificultades. Virginia ha sido su cómplice, su refugio y el motor de una vida que ambos construyeron juntos, lejos de los focos mediáticos que alguna vez los persiguieron. En diversas entrevistas, Manuel no ha escatimado elogios para ella, asegurando que es su equilibrio y su mejor suerte.
Como padre, Manuel se enorgullece de sus hijos, incluida por supuesto Alba Díaz, fruto de su anterior matrimonio con la diseñadora Vicky Martín Berrocal. Alba, una joven carismática que ha encontrado su lugar como influencer, mantiene una estrecha relación con su padre, quien la apoya en cada uno de sus proyectos. La complicidad que comparten es evidente en sus redes sociales, donde padre e hija suelen intercambiar mensajes de admiración y cariño.